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Construir una carretera pegada al Camino del Canto Castejón, destruyendo las regueras realizadas en el siglo XVIII, es tan respetuoso con el monumento a proteger como hacer un hotel de 4 plantas y 300 habitaciones en los muros de la huerta del Monasterio: respetas formalmente el monumento, destruyendo totalmente su entorno, elemento esencial del mismo. O sea un desastre.
Además esa carretera aisla completamente las 18 hectáreas de zona verde, una fresneda centenaria.
Más urbanizaciones y menos naturaleza y patrimonio histórico-artístico por mucho que lo vistan.
Saludos
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