Opinión

Tras el ‘boom’ inmobiliario

El mirador

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La investigación de una trama de corrupción que vincula a ex altos cargos del PP puede tener implicaciones políticas a corto plazo: probablemente, las expectativas de los populares en Galicia y Euskadi han sido seriamente dañadas. Además, añade más plomo al liderazgo de Rajoy: si en junio no revierte la situación, con una victoria en las elecciones europeas, puede reabrirse la crisis interna.

Pero, más allá de la política, la instrucción en curso revela el desmoronamiento de una manera de hacer que triunfó durante el “boom” inmobiliario (1997-2007). No es casualidad que los acusados hicieran sus negocios en Madrid y Valencia, zonas donde el frenesí constructor y sus derivados alcanzaron gran fulgor durante el aznarismo. Como ha señalado algún comentarista, el que no pillaba (en el palco del Real Madrid o gracias a las conexiones con el PP central o regional), era poco menos que tonto. Pero de igual forma que España no estaba en la Champions League de la economía (como decía nuestro desorientado presidente), sino que éramos un bluff basado en: endeudamiento masivo, especulación inmobiliaria, baja productividad, deficiente nivel educativo, nulo I+D y absorción de ayuda europea, los protagonistas de ese nuevorriquismo de gomina y puro, chulesco e iletrado han quedado al descubierto (¿se han fijado en las fotos de los principales implicados, tomadas en ese culmen de la riqueza hortera de cartón piedra que fue la boda de la hija de Aznar?). Claro que, con suerte, a base de recursos contra la instrucción del cazador Garzón, igual quedan en libertad y venden su historia a algunas de esas televisiones donde emiten concursos en los que se expulsa a un concursante por haber matado a sus padres.