Galapagar

Cuatro meses sin Sara

Leticia Moracho, en su vivienda de Galapagar (Foto: E. P.)

La hija de Leticia Moracho permanece en Irak desde el pasado mes de septiembre, retenida por su padre

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Basora, a 700 kilómetros de Bagdad, la capital de Irak, es uno de los escenarios donde el enfrentamiento entre chiíes y suníes es más crudo. Una ciudad sitiada por el drama, y también el lugar donde su padre, Abbas Alí Hussain, retiene desde hace más de cuatro meses a Sara, una niña de 8 años -cumple 9 el próximo 29 de enero- fruto de la relación que mantuvo durante 16 años con Leticia Moracho, una vecina de Galapagar que pide ayuda a las distintas administraciones para poner fin a esta dolorosa situación.
“Después de 16 años como pareja de hecho, la relación se va debilitando y decido acabar con ella. Aprovecho que estoy de vacaciones para decirle que vaya recogiendo sus cosas y que se vaya. En principio fue algo de mutuo acuerdo, sin discusiones y sin gritos; un acuerdo bastante cordial”. De hecho, Sara pasó con su padre el primer fin de semana después de la ruptura. Sin embargo, a principios de septiembre las cosas cambiaron, ya que los dos días del siguiente fin de semana se han convertido en más de cuatro meses. “me siento engañada; lo único que quiero es volver a ver a mi hija”, comenta Leticia.
“No me lo podía creer”
Desde ese momento, esta vecina de Galapagar intentó localizar a su ex pareja, para lo que recorrió primero el madrileño barrio de Lavapiés, dando con un amigo de Abbas Alí Hussain, quien le dijo que se había marchado a Irak. “No me lo podía creer, me quedé helada”. El teléfono apagado, fotos que se había llevado, el libro de familia que tampoco estaba en casa... “Puse una denuncia en Barajas, pero él me engañó y me dijo que la retirara para evitar problemas, que un mes estaría aquí”. Nada más alejado de la realidad. Poco después, cualquier contacto con el padre fue imposible, por lo que Leticia puso una nueva denuncia, esta vez en la Guardia Civil de Torrelodones. El caso pasó al Juzgado número 6 de Collado Villalba, aunque como la entrega de la niña ese fin de semana del que hasta ahora no ha vuelto se produjo en Madrid, la titular decidió remitirlo a Plaza de Castilla, sin que hasta ahora haya tenido noticias de la instrucción que se está siguiendo. “También he estado en contacto con el Ministerio de Exteriores, pero me dicen que hasta que no haya una orden judicial no pueden hacer nada”.

Más complicadas todavía parecen las gestiones que pueda realizar la Embajada española en Irak. “En principio me lo pusieron muy bonito y me quedé más tranquila, aunque luego me mandaron un e-mail y me decían que no podían hacer nada porque no pueden salir del recinto de la Embajada y se sienten amenazados”. Ante esta situación, lo único que puede hacer Leticia, con entereza pero también con dolor, es esperar y pedir a las autoridades que hagan todo lo posible para que Sara vuelva cuanto antes a su casa de Galapagar.

“Esto está lleno de moscas y de basura”

En estos más de cuatro meses, Leticia ha podido hablar con su hija alguna vez, antes de que su ex pareja diera de baja el teléfono móvil. “He hablado con ella hasta últimos de octubre, y desde entonces nada. Ella me decía que estaba bien, que me echaba mucho de menos y que la fuese a buscar porque estaba lleno de moscas y de basura, que no podían beber el agua del grifo porque estaba contaminada”. Sara le llegó a dar a su madre datos concretos de la zona donde estaba: Basora, en la calle Madrasa. Sin embargo, el hecho de que la niña esté localizada no ha hecho sino aumentar la angustia, ya que la citada ciudad es una de las más castigadas por la auténtica guerra civil que se vive en Irak. A todo esto se une, añade Leticia Moracho, que Sara no salió del país “con un pasaporte español, sino con el del padre, que es iraquí. Ésa es la primera negligencia del Ministerio del Interior”. Además, Alí trabajó en el servicio consular de la Embajada, por lo que era bien conocido. “El embajador sabía quién era la niña y que era española”.