El Ayuntamiento de Hoyo de Manzanares inicia la campaña de control de la procesionaria del pino para 2025, en colaboración con NATURALIA. Esta iniciativa está dirigida a propietarios de fincas que deseen proteger sus árboles, especialmente pinos, abetos y cedros, de esta plaga que puede causar daños significativos. Las solicitudes para participar en la campaña se pueden presentar hasta el 5 de octubre de 2025. La procesionaria del pino es fácilmente identificable por su comportamiento en grupo y puede provocar problemas alérgicos en humanos y mascotas. Se implementarán métodos respetuosos con el medio ambiente, como la endoterapia vegetal, para controlar la infestación. Además, se fomentará la instalación de cajas nido para atraer aves que son depredadoras naturales de estas orugas.
El Ayuntamiento de Hoyo de Manzanares ha dado inicio a una nueva campaña de control de la procesionaria del pino para el año 2025, en colaboración con la empresa NATURALIA, Naturaleza Urbana S. A. Esta iniciativa está dirigida especialmente a los propietarios de fincas o parcelas dentro del municipio que deseen proteger sus árboles de esta plaga, que afecta principalmente a los pinos, así como en menor medida a abetos y cedros. Los interesados tienen plazo hasta el 5 de octubre de 2025 para presentar sus solicitudes.
La procesionaria del pino es un lepidóptero conocido por su forma de desplazarse en grupo, lo que le da su nombre. Este insecto defoliador representa una de las plagas más significativas para los pinares españoles. Su identificación es sencilla: las orugas se agrupan en filas, buscando lugares donde enterrarse.
Conocida científicamente como Thaumetopoea pityocampa, esta plaga no solo afecta el estado general de las masas forestales, sino que también puede facilitar la aparición de otras plagas y debilitar los árboles, haciéndolos más susceptibles a incendios. Las orugas se alimentan de las hojas de los pinos y, cuando las condiciones son favorables, bajan al suelo para convertirse en mariposas. En este proceso pueden entrar en contacto con personas, quienes pueden experimentar reacciones alérgicas, lo que hace recomendable evitar tocarlas.
Los daños ocasionados por la procesionaria son dosfoldes: primero, afectan a las plantas al provocar la pérdida de acículas; las orugas consumen estas hojas durante el invierno, causando su secado y caída. Este daño es más severo desde finales del invierno hasta mediados de primavera, cuando las orugas alcanzan su mayor tamaño y voracidad.
El segundo tipo de daño tiene repercusiones directas sobre los seres humanos. Las orugas generan un fuerte efecto urticante y alérgico que puede ser grave. Además, representan un riesgo significativo para mascotas como perros, que pueden sufrir necrosis en la lengua e incluso llegar a fallecer si entran en contacto con ellas en entornos urbanos como parques y jardines.
A pesar de estos peligros, existen enemigos naturales de la procesionaria del pino. Hormigas, cigarras y diversas avispas atacan a estas orugas; sin embargo, los depredadores más eficaces son aves insectívoras como los carboneros y herrerillos. El municipio cuenta con un programa municipal destinado a fomentar el desarrollo de estas aves beneficiosas como parte de una estrategia natural contra las plagas.
La lucha contra la procesionaria incluye diversos métodos acordes con la legislación vigente (ROPO: Real Decreto 1311/2012). Entre ellos destaca la endoterapia vegetal, técnica cada vez más utilizada por particulares en parques y jardines debido a su respeto por el medio ambiente. Este tratamiento consiste en inyectar un compuesto insecticida directamente en el tronco del árbol.
Los interesados pueden solicitar este servicio descargando el formulario correspondiente (folleto) y enviándolo escaneado al correo electrónico naturalia@minaturalia.es.
La procesionaria del pino se identifica porque las orugas caminan unidas en filas de decenas, buscando un lugar donde enterrarse. Este lepidóptero es un defoliador que constituye la plaga más importante de los pinares de nuestro país.
La procesionaria del pino produce dos tipos de daños: el primero afecta a las plantas, ocasionando la pérdida de acículas, y el segundo tiene acción directa en los humanos, provocando un efecto urticante y alérgico que puede ser muy grave.
Las orugas son atacadas por hormigas, cigarras, avispas y diversos parásitos. Los depredadores más efectivos son aves como los carboneros y los herrerillos, que son insectívoras y especialmente voraces con estas orugas.
Existen distintos métodos de control, siendo la endoterapia vegetal una técnica respetuosa con el medio ambiente. Consiste en inyectar un compuesto insecticida en el tronco del árbol para reducir las poblaciones de procesionaria.