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PUNTO DE VISTA

La nueva urbe

José Ruiz Guirado

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La nueva urbe
Generalmente, los hechos acaecidos mientras los vive uno pasan desapercibidos. Y ya no digamos cuando suponen un cambio histórico. Algunos escritores han tenido un atisbo -ahí tenemos a Stendhal-, pero han de pasar años para que se tenga conciencia de la realidad. El cambio histórico más importante actual ha sido la conversión del ciudadano rural en ciudadano ‘urbanitas’. La ciudad ha absorbidos de manera definitiva al campo. Y con ello desaparece un modus vivendi, una economía de subsistencia; unas tradiciones, costumbres, usos, gastronomía, folklore e Historia. Para muestra ahí tienen una relación, no exhaustiva de las poblaciones abandonadas en la península ibérica, a saber: Andalucía, 163; Aragón, 92; Principado de Asturias, 525; Canarias, 76; Cantabria, 4; Castilla y León, 234; Castilla-La Mancha, 44; Cataluña, 147; Extremadura, 26; Galicia, 883; Madrid, 185; Murcia, 84; Navarra, 77; Euskadi, 11; La Rioja, 10; y Comunidad Valenciana, 62.

Es cierto que en épocas de recesión económica, se ha emigrado del campo a la ciudad. Y quien ha vuelto lo ha hecho para vivir en una segunda vivienda, pero sin más relación con el campo que el medio donde está ubicada. La vida en la ciudad integra y condiciona, hasta el punto de tener que programar excursiones para ver una vaca, una oveja... Un servidor que vive en el medio rural, cuando recibe la visita de algún amigo, es obligado llevar a los críos al corral de las gallinas para que cojan ellos con sus manos los huevos, entre asustados e incrédulos. Pero quien se ha quedado a vivir en el pueblo, porque han tenido vivienda allí toda la vida, trabajan en la población más cercana. Muy pocos cultivan ya el huerto o tienen gallinas. Y quienes lo tienen, dejarán de hacerlo cuando lleguen a la edad de jubilación. Los hijos ya no continuarán con ello. Valga como ejemplo la matanza del cerdo. Ya nadie los ceba. Se compran cebados y se matan.

Así las cosas, uno se pregunta ¿qué políticas se llevan a cabo en los pueblos?. Mientras que en las poblaciones de cierta entidad demográfica, pesan los distintos signos políticos que las rigen; en los lugares de menos entidad, priman las necesidades. Sin embargo esta conversión de la que hablamos más arriba, se deja sentir también en este medio. No hay interés alguno en recuperar lo poco de rural que permanece: conservar una fuente, una vega de huertas, unas casas populares (con pajar, gallinero, lar, etc) no interesa ni a muchos gobernantes ni a muchos gobernados; porque en el propio medio rural se intenta imitar la vida del medio urbano. Unos por especulación y otros por interés, prefieren romper con el pasado. Cuando se derriba una casa, una cuadra o un pajar se da cuenta uno del esfuerzo, la tradición, el conocimiento, del tiempo que se tira al suelo. Porque nada de lo que allí hay se conserva y se restaura. Se construye una casa moderna, que muchas veces no respeta ni el conjunto histórico-artístico en la que se encuentra enclavado: piedra y teja cambiada por cemento. Pero es evidente que éste es un proceso inexorable, no ya por el interés especulador de los políticos sino por la propio idiosincrasia de las nuevas generaciones que se van abriendo camino. Prefieren dar vueltas sin sentido con una motocicleta, a limpiar una cuadra o sembrar unas hortalizas, porque este trabajo les parece humillante, despreciable; aunque su ocupación de pan traer sea un digno oficio manual.

Pasarán los años y todo esto no será más que un capítulo en la historia del país. No sabe uno si se habrá de volver al medio rural en otras épocas venideras. Lo más probable y a juzgar de cómo se van sucediendo los acontecimientos es que, desaparezcan definitivamente las poblaciones pequeñas y sus habitantes se integren en las ciudades próximas, y con ello se produzca una nueva concepción de la población en España.
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