Cuando la economía tiembla, buscamos refugios. Algunos prefieren diversificar, otros simplemente cruzan los dedos. Pero entre tantas opciones complejas, hay quienes siguen apostando por lo de siempre: seguridad, estabilidad y previsibilidad. ¿Te suena familiar? Eso es, hablamos del depósito a plazo fijo.
Cuando Goya transmutó de “maño” a “gato” renaciendo en la marisquería “O Pazo” de Madrid, jamás pudo imaginar, me atrevo a aventurar, para su abatimiento, ¡cuánto se parecería a Oscar!